Primera elegía
Y fui entera la huella que dejó un diente en tu labio
muchacho
por tenerte
y bajo mi mano se multiplicó
no finques entonces entre ambos
esta ley de extranjería
señor mío
yo soy el cuenco sagrado
para ti
sacrificial
hermano
no niegues ahora de este pobre sudario
el signo de tu carne
yo soy entero
ven
están listas las bodas
los odres desparraman su vino
inagotable
3 Comments:
wow... qué buen poema, de verdad. me parece de los más logrados que te he leído. me gusta que no cae en esa parquedad, en ese laconismo de versos todos cortos.
me encanta la perspectiva que abordas, ese aire mítico que le imprimes. los ecos. la idea d e un sacrificio gozoso, muy gozoso. "no niegues ahora de este pobre sudario
el signo de tu carne" y canta el corazón lleno de gozo.
muy curado.
ese verso es bueno, si, pero es todo de venecia lopez, pintora y poeta a quien adimiro deveras, yo solo añadi un par de palabras.
no importa... en conjunto con los demás versos adquiere un sentido distinto que sólo puede darle este poema. y ya es tuyo el verso, porque supiste adueñarte de él, e insertarlo en tu sentimiento, en lo que querías expresar, en tu forma de decirlo.
:)
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