miércoles, mayo 09, 2007

Hiroshima


ésta es la flor incandescente de la ira de dios

su singular fragancia de carne chamuscada

su impávida corola

los pétalos de su cegadora luz

su delectable nombre:


Hiroshima


éste es el día de los ciento veinte mil cuerpos


no hubo testigos para los ríos de sangre

no hubo gritos:

porque súbitamente los ojos fueron polvo

las gargantas

los corazones todos

en un mismo latir se consumieron


fue luego el cuerpo sólo una mancha gris

de aceite en la banqueta


nadie pudo imaginar la forma del horror

en esa oscuridad

o su sustancia

el rostro de lo que súbitamente pierde rostro

en medio de las llamas


nadie pudo


esa mañana florecieron los capullos de uranio

en la ciudad


dios en los cielos

desde un B-29 sonreía

1 Comments:

Blogger overcast said...

que poema devastador. yo siempre le hecho flores a los chamuscados y a usted. un abrazo bro.

12:06 p.m.  

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