Luz Artificial
Llegar a casa
y ver como es fácil
casi alegre
encender las luces
ver
de pronto
inconcebiblemente
la extensión iluminada de esta casa sola
y el brillo proverbial de las bombillas
esparcido sobre el polvo.
Se hace la luz al roce de mi mano
―mágicamente, instantáneamente, quizá―
y algo parecido a la idea de dios flota en el aire
brevemente
mientras surgen de las sombras
los trastos viejos
la ropa sobre el suelo
el agua sucia dentro del escusado.
Los grillos se ocultan bajo lo sillones
para seguir tocando su melodía rota
y tristísima.
Se hace la luz esta noche de nuestro señor
en esta casa sola:
de golpe, un hilillo de finísimo fuego
llena las bombillas inauditas
y algo
semejante a la fe
me enciende las mejillas
y sonrío.