martes, junio 04, 2013

El biógrafo

                                           "Si el honor y la sabiduria y la felicidad 
                                             no son para mí,
                                             que sean para otros".
                             
                                               Borges, La biblioteca de Babel.                         




Ahora que puedo ver
sin apasionamientos
cómo malgasté los breves años de mi vigor
en entretenimientos más bien infamantes
yo, que soy un hombre sin atributos
¿que haré para justificarme?

Cierto es que en mi juventud visité los lugares sagrados del mundo:


de Angkor wat a Stonehenge
cada lengua extraña y cada signo incomprensible
y cada piedra muda
confirmaron solamente mi propio extravío

¿Qué honor puedo esperar
si evité a toda costa no solo los enfrentamientos baladíes
sino eso que llaman las duras batallas de la vida?

¿Qué gloria pedir para mi nombre
si por aburrimiento
y no virtud
rechacé las cosas de este mundo?

No pude darme a una mujer:
ignoro quién recordará mi nombre
o quién acaso repetirá mis palabras con filial gratitud
como se hace con las duras reconvenciones
del padre sepultado.

Si Dios previó para mí esta inane existencia
antes que el tiempo y la materia se bifurcaran
o soy producto de una historia de vulgares repeticiones
que en mí se cancela
no importa ahora.

Pero temo al olvido.

¿Qué he de cantar sino las victorias ajenas
para que mi nombre perdure a través de los siglos
y alcance así
por lo menos
un poco de gracia?