martes, mayo 21, 2013

Los adioses



II


Abraham engendró a Isaac,
e Isaac engendró a Jacob
y Jacob engendró a Judá
puede leerse en lengua extraña
sobre los Rollos de Qumrán
hallados a orillas del Mar Muerto

¿Qué escriba cantará nuestro origen vulgar
y nuestra ínfima gloria,
quién hablará de nosotros
cuando hayamos caído ante las pestes del siglo?

Ni Ítacas gloriosas
ni Judeas bienaventuradas
hallaremos inscritas en nuestra heráldica
me temo.

Y en cambio más de un asesino y un ladrón  
podrán contarse entre los míos.

Prevaricadores
usureros
hombres que cambiaron sus almas  
por un poco de vino 
y dijeron mi nombre y besaron mis cabellos
en el sopor de la ebriedad:
tal fue mi infancia.

¿Qué sueños
qué cegueras
animaron el curso de esta genealogía condenada a la muerte?

¿Quién hablará de ella con justicia,
quién de los amores proscritos
de las desobediencias que inauguraron nuestra estirpe
y su propia vergüenza:
mujeres que engendraron serpientes
en moteles oscuros
mientras sus hermanos veían azorados
el cumplimiento de la ley?

Nadie se salvará del nombre de su sangre
nomen et omen

Soy el último entre los míos
y no duraré lo suficiente para escribir la historia gozosa
de nuestra ruina.

¿Qué huella quedará de esta familia y sus pequeñas batallas
a dónde irán a dar sus secretos dilemas
los eventos gloriosos y ridículos
que dan espesor a la fábula inofensiva de nuestra sangre?

viernes, mayo 10, 2013

Los adioses


I


mira cómo tu abuela
—dijo mi madre—
parece que duerme

desde tu corazón exangüe
como un agua serena el sueño atroz del aldehído
avanzaba lentamente a través de tus venas

no hacía falta imponer ese último silencio
pero un cáñamo invisible anudaba tus labios
apretados y graves
a las blancas encías:
con palabras que nunca te escuchamos
que no sabías decir o no podías
inmóvil nos hablabas ahora
en un mutismo que crispaba la carne

¿cómo se oía tu voz llamar mi nombre
antes de que la nada germinara en tu cuerpo
silenciándolo?

bajaste a la tierra
un día de abril
y fue todo:
ni vastas constelaciones suspendidas
en el océano del cosmos
ni dioses imposibles
te recibieron


¿qué sueño de grandeza
qué virtud
qué parca vulgaridad te llevaste a la tumba
el día que la tierra se cimbró con tu muerte?

nada quedará de tu cuerpo
y sin embargo ¿cuántas estirpes de gusanos nacerán de tu carne
nuevamente fecunda?