sábado, septiembre 12, 2009

Poema para el hombre que viene

Los he visto venir
y digo aún que el día que se anuncia
tras los cristales rotos
los traerá todavía en mayor número
como traen
las viejas fotografías color sepia
olvidados recuerdos
trazas de lo que fuimos el día irreconocible
aquello que con demudada voz
decíamos
temblando inocua furia

al alba vendrán
―me digo―
las largas
trémulas procesiones
a repetir el gesto de esa inútil violencia
ya vencida:
los puños apretados
sueños que bajo el párpado anidan
y se enraízan
y lentamente se pudren

van a venir aún como nosotros
en la hora más alta de su desheredad
los que tantos dijimos
no
no
no
jamás
no seremos
los que
aquellas cosas terribles que decían
nos aguardaban
tras los años estériles de fugaz alegría:
inútiles promesas que a veces todavía
en el pecho descubro
como un nudo
el aguijón sereno
de los días perdidos
disueltos en la breve
y esplendente borrasca
de nuestra juventud



van a venir cantando
como hicimos
la baldía balada de la ira
y no serán
no
no
no
jamás
no seremos los que
estas cosas terribles
que digo les esperan
tras los años estériles de fugaz alegría
inútiles promesas
que a veces todavía


ya los oigo cantar
la baldía balada baladí
y en un quieto temblor
de cosas derrumbándose
y haciéndose de nuevo
callar lo que callamos