martes, mayo 22, 2007

De la necedad

Regresar otra vez

como un navío vencido y roto

de las batallas impuestas

de la estéril marea

fundacional de los nombres

al silencio


cerrar sobre los ojos

el doble velo de oscuridad

los párpados


reconocer en el sutil fingimiento

del sueño

el extravío


sentir

bajo la lengua

todavía

el dulce arpón de la palabra

sangrándonos


escuchar

entre las sombras

el llamado de dios

a la cordura



y negarse

jueves, mayo 17, 2007

Pentecostal


éste es el fuego súbito de la revelación

el nombre

estruendo de su fragmentación en el silencio

esquirlas

voz que se impone a este mutismo tumescente

llama

raíz

avivamiento


ésta es la gran noche pentecostal

éste el espíritu


a través de estas palabras

algo desciende desde el cielo

de pronto

inundándonos


aleluya

lunes, mayo 14, 2007

Huntingtong Beach Lessons

Es ésta la luz

sus grietas, líneas

los ritos de su consumación multiplicados

en cada claroscuro


es ésta la bahía

sus nombres

formas con que la luz se guarda en la memoria

como una herida abierta en la mirada

medialuna


a lo lejos

en medio de la niebla

las grandes plataformas petroleras

permanecen en pie

porfiadamente

y lanzan sus redes

los potentes acorazados inmóviles


planean las gaviotas al ras del agua

y se agitan también sobre los barcos pesqueros

como cometas blancas

temblorosas y erráticas


vemos

uno al lado del otro

la superficie de las cosas posibles

su dureza

los vértices donde la luz se vence

lentamente

como un manto

que cubre con su peso los objetos


mira cómo amanece sobre esta tierra

en la que somos extranjeros


mira cómo todo existe de pronto

tan voluntariamente

o lo simula:


los leones marinos

dormitan entre las rocallosas

exhiben su terrible bocaza

los grandes ojos negros acerados

gruñen


ingrávidas

como vejigas húmedas

rosáceas

las medusas se suspenden

en la orilla


hace frío sobre el mundo


allá abajo

te digo

el mar se dice de otro modo

la voz se vence a otros silencio

y celebra la luz

de una forma secreta sus oficios


gira el cardumen con sus ojos abiertos

y hay nombres que no pueden pronunciarse

del horror que producen


allá abajo, allá abajo

―repites

sin mirarme

mientras sujetas la manta que nos cubre

miércoles, mayo 09, 2007

Hiroshima


ésta es la flor incandescente de la ira de dios

su singular fragancia de carne chamuscada

su impávida corola

los pétalos de su cegadora luz

su delectable nombre:


Hiroshima


éste es el día de los ciento veinte mil cuerpos


no hubo testigos para los ríos de sangre

no hubo gritos:

porque súbitamente los ojos fueron polvo

las gargantas

los corazones todos

en un mismo latir se consumieron


fue luego el cuerpo sólo una mancha gris

de aceite en la banqueta


nadie pudo imaginar la forma del horror

en esa oscuridad

o su sustancia

el rostro de lo que súbitamente pierde rostro

en medio de las llamas


nadie pudo


esa mañana florecieron los capullos de uranio

en la ciudad


dios en los cielos

desde un B-29 sonreía